sábado, 28 de noviembre de 2009

Rincón literario. Maturana. 2do. 4. Camila Machado


El primer sabor que recuerda fue una zanahoria.

El primer olor, un limón cortado por la mitad.

Recuerda que lloró cuando descubrió la distancia.

Y recuerda que una mañana ocurrió el descubrimiento de la sombra.

Aquella mañana, él vio lo que hasta entonces había mirado sin ver: pegada a sus pies, yacía la sombra, más larga que su cuerpo.

Caminó, corrió. A donde él iba, fuera donde fuera, la perseguidora sombra estaba con él.

Quiso sacársela de encima. Quiso pisarla, patearla, golpearla; pero la sombra, más rápida que sus piernas y sus brazos, lo esquivaba siempre. Quiso saltar sobre ella, pero ella se adelanto. Volviéndose bruscamente se la saco de adelante; pero ella reapareció por detrás. Se pegó contra el tronco de un árbol se acurrucó contra la pared, se metió detrás de la puerta. Donde el se perdía la sombra lo encontraba.
Por fin, consiguió desprenderse. Pegó un brinco, se echó en la hamaca y se separo de la sombra.

Ella se quedo debajo de la red, esperándolo.

Después supo que las nubes, la noche y el mediodía suprimen a la sombra. Y supo que la sombra siempre vuelve, traída por el sol, como un anillo en busca de un dedo o un abrigo viajando hacia el cuerpo. Y se acostumbró.

Cuando él creció, con él creció su sombra. Y tuvo miedo de quedarse sin ella.

Y pasó el tiempo. Y ahora, cuando se está achicando, al cabo de los días de su vida, tiene pena de morirse y dejarla sin él.

Eduardo Galeano

Camila Machado 2º4 Maturana 2009

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